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Te pregunto: ¿Por qué discutes día a día con tu pareja?

  • Foto del escritor: Esposos: Fidel y Janeth
    Esposos: Fidel y Janeth
  • 13 nov 2018
  • 2 Min. de lectura

Uno de los motivos más frecuentes del desgaste de las relaciones son las discuciones y peleas o discuciones recuerrentes, hay parejas que tienden a discutir por casi todo, sin motivo aparente y sin una razón de peso que les acompañe. Serían algo así como parejas enganchadas a las discusiones o al menos, sí muy susceptibles de ellas. Sin embargo, y en contra de lo que se puede pensar, discutir no es malo, siempre y cuando el objetivo sea expresar opiniones y/o llegar a un acuerdo y que por supuesto, las discusiones no se hagan continuas y pesadas.


LO QUE PUEDEN HACER

Una clave es identificar la raíz del problema. Cuando ambos estén tranquilos, lleven a cabo el siguiente ejercicio.

1. Escriba cada uno en una hoja de papel el asunto por el que discutieron la última vez. Por ejemplo, un esposo podría escribir algo así: “Te pasaste todo el día con tus amigas y no me llamaste ni una sola vez”. Y la esposa podría escribir algo así: “Te enojaste porque salí con mis amigas”.

2. Con una mentalidad abierta, analicen juntos las siguientes preguntas: ¿Realmente era tan grave el asunto? ¿Hubiera sido mejor dejarlo pasar? Para mantener la paz, a veces lo mejor es aceptar que no siempre estarán de acuerdo y pasar por alto las diferencias con amor, darse un abrazo y entenderlo de forma misericordiosa y fraterna. (Principio bíblico: Proverbios 17:9.)

Si ambos llegan a la conclusión de que el problema no era para tanto, pídanse perdón y olvídenlo. (Principio bíblico: Colosenses 3:13, 14.)

Ahora, si uno o los dos siguen pensando que lo sucedido es grave, den el siguiente paso.

3. Anoten cada uno en su hoja lo que sintieron durante la discusión. El esposo podría escribir algo como: “Me pareció que preferías estar con tus amigas a estar conmigo”. Y la esposa podría poner: “Sentí que me trataste como a una niña que tiene que estar llamando a su papá a cada rato”.

4. Intercambien las hojas y lean lo que escribió el otro. ¿Qué sentía en el fondo su cónyuge mientras estaban discutiendo? Digan qué cosas pudieron haber hecho de manera diferente para tratar el problema de fondo y no terminar peleando. (Principio bíblico: Proverbios 29:11.)

5. Hablen de lo que aprendieron durante el ejercicio. ¿Cómo pueden ponerlo en práctica para ahorrarse discusiones futuras o para detenerlas en cuanto comiencen?

 
 
 

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