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No te gustan "las cosas de Dios"

  • Foto del escritor: Esposos: Fidel y Janeth
    Esposos: Fidel y Janeth
  • 5 ago 2019
  • 3 Min. de lectura

Dice la Madre Teresa de Calcuta: “Estamos en una cultura en que el amor se identifica generalmente con los sentimientos más que con un acto de voluntad, con el placer más que con el sacrificio”. 


No te has preguntado ¿por qué te cuesta tanto ir a la misa, participar en catequesis, participar en los diferentes espacios que ofrece la iglesia dentro de tu comunidad, inclusive leer la biblia y orar diariamente?; A veces si vas más de 1 vez a la iglesia, empiezas a sentir rechazo, como si tuvieras miedo de convertirte en alguien diferente, según muchos un "fanático" o quizás tienes miedo de convertirte en "santo".


En todos los ámbitos de nuestra vida, el amor auténtico se identifica con un acto de la voluntad y con el sacrificio. Amar implica pues un movimiento personal que arranca del querer y se hace realidad en el sacrificio, se convierte en una acción.


Imagínate que tengas que abrazar o dar un beso a tu cónyuge o a tus hijos por obligación, porque es parte de las responsabilidades que tienes dentro del matrimonio o del hogar, ¡que triste sería esto no!. En cambio, cuando el amor es el que te mueve a hacer las cosas, es completamente diferente.


Así mismo con "las cosas de Dios", el amor es el que nos mueve, el que nos lleva a conocerlo cada vez más, en participar de todo lo que se relaciona con él, en vivir una fe verdadera, a vivir un amor auténtico por Dios, y no obligado.


Usamos comparaciones como: "míralo a ellos, van tanto a la iglesia, y son los peores pecadores", "prefiero no ir a la iglesia, que estar como ellos", "prefiero amar a Dios a mi manera"; todas estas son actitudes fariseistas con la que Cristo luchó en todo su caminar; o a caso, por ejemplo: ¿crees que aprenderías más estudiando física en tu casa, que en la universidad?. La iglesia es el lugar para alabar, para orar, es la casa de Dios, es el lugar donde aprendemos a conocer a Dios, bajo el magisterio de la iglesia, y evitamos conocer a un "dios", que no es el verdadero.

Cristo nos decía en Mateo 18 que debíamos ser como niños para entrar al reino de los cielos; Él no nos pedía esto por la inmadurez de ser niño, sino por su inocencia, los niños se sorprenden con todo, todo lo admiran. Los niños a parte buscan la protección y la seguridad, se abandonan ciegamente en el amor del padre y de la madre, sin ver si son personas sin dinero, mal vestidas, si son blancos o negros, si tener ningún prejuicio social, abriendo su corazón y queriendo ser siempre felices.


En cambio, nosotros de adultos, nos deben adornar la palabra de Dios, deben poner un fondo musical movido, debemos saltar y gritar, deben poner juegos de luces y demás, para que la palabra de Dios no nos de sueño, y nos aburra. Encima de eso nos fijamos de todo a nuestro alrededor: si la iglesia tiene aire acondicionado o hace calor, si está sucia o limpia, cómo están vestidos nuestros hermanos, cuando desentona el salmo, si el sacerdote se equivoca o se demoró en la homilía, si la monición estuvo fuera de lugar.


En la vida todo se define por el valor que le das, y entre más amas las cosas y a las personas, más las valoras. Por lo tanto, cuando no quieras participar en "las cosas de Dios", las cuales son realmente para tí, evalúa desde tu interior, que tanto amas a Dios, que tiempo realmente le regalas a sus cosas. Estás realmente consciente que estas cosas existen para tu santidad (para ir al cielo), o las ves como meras "materias", que no son obligatorias, y puedes tomarlas o no tomarlas.


Descubrir y conocer a Dios cada día más, nos acerca más a Él y por lo tanto nos acerca más al Reino de los Cielos, recibimos su gracia, su misericordia, vivimos más felices y con fuerzas para luchar contra las tribulaciones; nos admiran más sus cosas, sin necesidad de requerir grandes predicadores, música o juegos artificiales para atraernos. No conocerlo es lo opuesto: vivimos infelices, heridos, con temor, frustrados, lejos de su gracia, perdemos el amor por todo lo que tiene que ver con Él.


Pregúntate en este día:

¿Te admiras por las cosas de Dios?

¿Lo conoces realmente?

¿Vas solo a misa y rechazas el resto de sus cosas?

¿Haces las cosas por obligación o porque te atraen y las amas?


Autores:

Esposos Fidel y Janeth.

Ministerio de Vida Conyugal


 
 
 

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