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Mi mujer me golpeaba: Testimonio de violencia.

  • Esposos: Fidel y Janeth
  • 4 sept 2018
  • 14 Min. de lectura

Mucho se habla de la violencia en contra de las mujeres, y muy pocas estadísticas existen de la violencia hacia los hombres, lo cierto es que ni de una ni de otra parte esta bien, ya que atenta contra la dignidad e integridad de la persona; este testimonio de una pareja que recibieron atención nuestra, y que decidieron ponerla a disposición de todos ustedes, nos impactó Muchísimo:


Mike y Hanna eran una pareja que asistían con mucha frecuencia a los grupos de pareja, no se perdían ningún retiro o talleres, ya que les gustaba aprender cada día más para fortalecer su relación. Recuerdo claramente cómo Mike en cada charla bajaba su cabeza y de forma disimulada se dormía, y de un momento a otro Hanna le daba un codazo para despertarlo.


Ellos ya tenían aproximadamente como 1 mes asistiendo sin faltar, en la cuarta clase, donde hablábamos de la violencia verbal en el matrimonio, Mike se nos acercó al final de la clase y nos pregunto riéndose que ¿por qué no hablábamos de violencia física hacia el hombre?, a lo que le respondimos que no era lo frecuente, pero que lo tomaríamos en cuenta. Algo nos quedó dando vuelta ese día, y decidimos llamarlos a ambos por teléfono para invitarlos a conversar sobre su situación de pareja, aunque superficialmente no parecían presentar ningún tipo de problema; Hanna aceptó ir, Mike si estaba un poco indeciso en querer ir, pero al final Hanna lo termino convenciendo.


El día de la cita, por lo general nuestra primera pregunta a las parejas es ¿Cómo consideras tú que está tu relación?, se lo preguntamos de forma individual, Hanna dijo que perfecta, pero la respuesta de Mike fue: "Si ella dice que es perfecta, para mí también es perfecta", eso nos llamó mucho la atención, pero no queríamos iniciar por Mike, más bien queríamos que él se sintiera en confianza, en un lugar neutro, por lo cual iniciamos por Hanna.


Hanna nos contaba que la mayor diferencia de ellos se encontraba en que Mike siempre la contradecía en todo, y era una persona muy relajada y eso le molestaba, que por ese carácter tan flexible que tenía, las personas se aprovechaban de él y siempre perdía dinero en negocios y con sus malos amigos. Nos contaba también que para sus hijos ella es "la mala de la película" y eso la pone de mal humor, pero que a parte de eso se llevan muy bien, se aman y tienen una vida perfecta.


Le dijimos a Hanna que nos alegrábamos mucho de su sana relación, y que por supuesto que todo lo que hablaran quedaría confidencialmente. Inmediatamente Miramos a Mike, y le dijimos: Mike, Descríbenos un día en que tu contradigas a Hanna, por qué la contradices y cómo manejan esa situación, a lo que él respondió:


Realmente en la casa se hace todo lo que Hanna dice, es lo mejor, ya que ella tiene una boca de "Santa", si ella dice que algo va a salir mal, así es, por lo cual mejor sigo sus consejos y todo, para que no hayan discusiones.


Le volvimos a preguntar, Mike descríbenos detalladamente por qué contradices a Hanna, y como lo manejan; él la miró, alejó un poco su silla y se inclinó al lado opuesto de ella y empezó:


Quisiera empesar por el principio, a lo que nosotros le dijimos que estaba bien, y él inició: Cuando Hanna y yo nos conocimos hace 16 años, yo cometí el error de no cuidarme cuando tuvimos relaciones sexuales y Hanna salió embarazada, ella en ese momento tenía una relación con otra persona, la cual ella amaba, yo era algo casual para ella, y eso me lo dejó claro desde un principio.


Hanna tenía sólo 19 años y yo tenía 21 años, ella habló con sus padres sobre el embarazo y ellos decidieron que abortara, yo conseguí el dinero y fuimos a una clínica, que de forma clandestina realizaban este tipo de procedimientos. Hanna, estaba llorando mucho, ella tenía 8 semanas de embarazo, pero aún no se le notaba que su panza estuviera creciendo, por lo cual su pareja oficial no se había dado cuenta.


Cuando Hanna vio cómo salía mujer tras mujer de esa clínica, con caras muy tristes y sumamente deprimidas, se puso como seria, enojada y dijo que no lo quería hacer, muy en el fondo yo me alegré, ya que a pesar que no estaba de acuerdo con esta decisión, yo estaba dispuesto a acompañarla por hacerla feliz.


Cuando los padres de Hanna supieron de la decisión de ella, llamaron al novio oficial de Hanna, para que entre ellos, Hanna y yo pudiéramos hablar de esa situación. Cuando se presentó Máximo, el novio oficial de Hanna, él no sabía que pasaba, pero al vernos con cara muy seria me imagino que no pensaba nada bueno.


Los padres de Hanna eran personas sumamente cristianas, evangélicos, pero de aquellos que no se atreven a intervenir en las decisiones espirituales o religiosas de sus hijos, por lo cual Hanna no era una mujer creyente en Dios, ya que sus padres nunca la llevaron de pequeña a la iglesia, tampoco la educaban sobre la existencia de Dios, ni nada similar.


Máximo se sentó a lado de Hanna, y la mamá de ella inició la conversación diciendo: Hanna te ama mucho Máximo, pero tienes que entender que todos somos seres humanos, débiles ante la carne, pecadores, y te hemos citado aquí porque ella ha cometido un error y está gravemente arrepentida. Y siguió: Máximo, cuando tu estabas de viaje, Hanna conoció a este joven aquí a lado de nosotros, y sin medir consecuencias tuvieron relaciones, te repito Hanna está arrepentida, lo más grave de esta situación Máximo, es que Hanna está embaraza, la tratamos de convencer que abortara, pero ella se negó, por lo cual estamos aquí para poder decidir en conjunto que hacemos.


Máximo se quedó paralizado y cayado ante tal noticia, sólo nos miraba a Hanna y a mí, yo estaba sentado muy lejos de él, le miraba también la barriga a ella, como buscando evidencia de lo que decía. Máximo era un hombre de 25 años de edad, profesional, con un buen trabajo, y ahora estaba ante esta situación. La Sra. Rosa, mamá de Hanna me pidió que saliera por un momento, cuando pasé a un lado de Máximo, este se me abalanzó y me golpeó, a lo que el papá de Hanna nos tuvo que separar y me acompañó al patio de la casa.


No se que habrán hablado dentro, pero después de casi una hora de estar yo solo en el patio, salió el papá de Hanna y me dijo que ya podía entrar; ellos proponían lo siguiente: Que yo me encargara de darle mensualmente un monto a Hanna por el periodo de su embarazo, de allí, encargarme de la manutención del bebé, Máximo se casaría con Hanna, yo no podría acercarme hasta que el niño o niña cumpliera 12 años por lo menos.


Lo cierto, es que parecerá tonto lo que voy a decir, pero yo estaba tan enamorado, que estaba dispuesto a asumir las consecuencias de ese amor, por lo cual acepté la decisión de ellos, todas las condiciones; me retiré solo del lugar y me fui a mi casa.


Aproximadamente 2 semanas después, escuché a un amigo del trabajo que Hanna se casaría por lo civil, y que estaba invitando a muchas personas, yo completamente en silencio, sólo pensé, por supuesto que yo no puedo aparecerme por allá.


Llegado un viernes 9 de marzo, Hanna finalmente se iba a casar, yo a escondidas entré al juzgado donde se celebraría y me hice en la parte posterior, quería ver el rostro de Hanna en ese momento, e imaginarme que el que se casaría con ella era yo, aunque no fuera así. Casi terminando la firma de los documentos, salí silenciosamente y me retire, sumamente triste, deprimido y abatido por todo.


Durante los siguientes 3 meses, yo pasaba con frecuencia frente a la casa de los padres de Hanna, ella ya no vivía allí, ella estaba viviendo con su esposo en otro lugar lejos de allí y lejos de mí. Día tras día me detenía frente a la casa de sus padre, esperando ver alguna señal de ella, nunca dejé de pasar, siempre guardé la esperanza que la vería allí, y me sonreiría.


Yo tuve que abandonar mis estudios en Medicina, ya que no pude llevar el trabajo y los estudios a la vez, por lo cual me enfoqué en trabajar y tomé algunos cursos de primeros auxilios y similares, para servir de voluntario a la cruz roja y poder estar cerca de hacer algo de lo que me gustaba.


Cumpliéndose casi 4 meses, me llamó la mamá de Hanna, y me pidió que fuera al Hospital Regional de la zona, que Hanna estaba delicada con el embarazo. Fui lo más rápido posible, cuando llegué, su mamá estaba llorando y me golpeó en la cara diciéndome que esto era mi culpa, no sabía de que hablaba, pero con algunos obstáculos logré entrar al cuarto de Hanna a ver como estaba; cuando me acerqué a ella, permanecía aún dormida, tenía en su rostro un golpe, alrededor del ojo derecho estaba morado y su boca estaba rota, le di un beso en la frente, otro en la barriguita y salí donde sus padres.


Le pregunté: ¿por qué Hanna está toda golpeada, que fue lo que pasó?, ellos me dijeron que Máximo se había enfurecido con Hanna por todo lo que había pasado, que tenía más de 2 meses golpeándola, y que sumamente más enojado en esta ocasión, se le pasó la mano. Su mamá me contó que ella no le molestaba que Máximo la golpeara, ya que era normal, y ella confiaba en que él a penas se le pasara ese enojo dejaría de golpearla, eso no me pareció que tuviera mucho sentido, pero en ese momento sólo me importaba la salud de Hanna y del embarazo.

Cuando yo me retiré del hospital, la mamá de Hanna me pidió que no regresara hasta que ella me avisara, ya que Máximo podía llegar por allí y enojarse, yo decidí mantenerme a la espera de su llamada, cosa que nunca se dio.

Pasó casi un mes de mi visita al hospital, para ser exacto un sábado 25 de agosto, aproximadamente a las 7:30 de la noche , estaba yo en el apartamento en ese momento, cuando escucho que tocan la puerta, voy corriendo a abrir, pensando que era mi amigo Jorge, al abrir la puerta, casi me caigo de espalda, al ver que Hanna estaba frente a mí, con 2 maletas grandes y una enorme barriga; la hice pasar de inmediato, le pregunté que pasaba y me dijo que Máximo la había botado de casa, y que ella no quería regresar a casa de sus padres, no quise entrar en detalles en ese momento, simplemente quería apoyarla. Le preparé la cena, le dejé mi cama y yo puse una almohada en el sillón para dormir.

Al día siguiente era domingo, yo iba todos los domingos a misa, pero ese decidí quedarme en casa, eran casi las 10:00am y Hanna no despertaba aún; siendo casi la 1:00Pm la fui a llamar, para que comiera algo, ya que era muy tarde y me preocupaba que estaba algo delgada. Ella se levantó, almorzó y se acostó nuevamente. Como a eso de las 6:00pm le llevé a la cama algo de cenar, despertó y se puso a comer, mientras lo hacía me dijo: Mike, ¿no te molesta si me quedo a vivir aquí contigo e intentamos ser una familia?, yo le respondí que no me molestaba, a lo que ella siguió: Yo creía que estaba enamorada de Máximo, lo cierto es que no se que me pasó, pero al llevar esta criatura aquí conmigo dentro, y saber que es tuya, me hizo recordar cada momento que pasamos juntos y no he podido sacarlos de mi mente, Máximo se enojaba porque en la noche dormida decía tu nombre, lloraba escondida y el se daba cuenta, Mike no se que hacer. Era la cosa más hermosa que había escuchado, Hanna me estaba dando el momento más feliz de mi vida, al decidir quedarse conmigo, era lo que siempre había anhelado, no de la forma que lo quería, pero estaba pasando. No demoré muchos días sin avisarle a su mamá la decisión de Hanna, y que yo la apoyaba, la Sra. Rosa nos fue a visitar muchísimas veces queriendo llevársela, pero Hanna no lo permitió.

En esos pocos meses antes de Hanna dar a luz, fue mi cielo, mi paraíso, la vida perfecta para mí, yo le cocinaba y le dejaba todo hecho en casa, me iba para el trabajo y al regresar hablábamos de cómo habían estado nuestro día, yo sentía la patadita de mi bebé, que habíamos decidido no ver de que sexo era, sino que fuera una sorpresa. La verdad éramos muy felices sr. Fidel y Sra. Janeth.

Llegó el día más esperado, a Hanna le empezaron a dar labores de parto, salí del trabajo y me fui corriendo a casa a buscarla, la llevé al hospital regional de la zona, al llegar me dice la enfermera que ya había dilatado, y que la pasarían a la sala de parto. Una hora después, sale el médico a darnos la noticia que había sido una niña y que estaba sana, completamente sana; por el momento no me dejaban verla, pero estaba muy ansioso, ya que en menos de una hora conocería a ese Angel tan esperado.

La enfermera salió, y me dijo que necesitaba que pasara, entré a la sala donde estaba Hanna, la cual se negaba a darle pecho a la bebé, no quería ni siquiera verla, estaba sumamente furiosa y gritaba que la odiaba. La enfermera me dio a la bebé en brazos, y me pasó una mamadera para que se la diera, yo me quedé en una silla muy cerca de la sala, dándole la leche a la bebe, preguntándome por qué Hanna no quería a su propia hija. Me quedé por casi 24 horas atendiendo a mi bebé, la cual bauticé con el nombre de María del Rosario, por todas las peticiones de intercesión que le hice a la Virgen María.

Le dieron salida a Hanna y a María del Rosario, yo tuve que pedirle a la Sra. Rosa que nos acompañara, ya que Hanna seguía rechazando a la bebé, el médico indicó que eso se le pasaría, que a veces a las mujeres les da depresión posterior al parto, lo cual confié.

A partir del parto, y durante los siguientes 12 meses Hanna intentó quitarse la vida en 2 ocasiones, seguía rechazando a María del Rosario, yo le compraba fórmulas a ella para alimentarla, y la Sra. Rosa se quedaba casi todo el día cuidándolas a ambas. En ocasiones se las llevaba para la casa de ella y yo las pasaba a buscar. Esos momento felices acabaron el mismo día del parto, desde allí Hanna me tiraba la comida al suelo, me golpeaba con las pailas, en la noche se levantaba y me pegaba con lo que encontrara. Finalmente la llevé al médico, el cual me indicó que debía llevarla a un psicólogo, el cual a su vez la refirió a un psiquiatra, este último le mandaba sólo medicamento para dormir.

Durante los siguientes 3 años, Hanna estuvo terminando sus estudios, busqué otro trabajo y con ese otro, le logré pagar la universidad privada, el médico dijo que eso sería sano para que ella saliera de ese estado; a penas finalizó sus estudios en arquitectura, empezó a trabajar, la vi completamente diferente, ya hablaba más, se veía feliz, pero seguía rechazando a María del Rosario.

En ocasiones le trataba de hablar de mis planes, de incluirla en nuestros planes, pero siempre me arrojaba lo que encontraba a su lado, porque según ella todo lo que yo hacía estaba mal. Con el pasar de los años, ella fue tomando la mayor parte de las decisiones de la casa, ella se sentía bien con eso, así que yo era feliz si ella lo era. Cuando trataba de darle alguna sorpresa de algo, lo rechazaba, recuerdo una ocasión que le compré una lámpara de mesa, y por no avisarle, me rompió la lampara encima y trató de ahorcarme con el cable eléctrico. Le pregunté miles de veces en estos últimos 16 años si ella me odia, y siempre tengo la misma respuesta, no te odio, te quiero mucho, pero todo lo haces mal. Su relación con los años fue cambiando con María del Rosario, cada vez son más unidas, y todo ha sido mucho mejor desde que cumplió los 10 años, hablan mucho, comparten, salimos de viaje juntos, realmente soy muy feliz si ellas 2 son felices.

Obviamente Mike era el hombre más infeliz del mundo, pero estaba viviendo su felicidad a través ante los ojos de Hanna y de María del Rosario. No tardamos mucho en citarlos a ambos de forma independiente, y tratar el problema por separado en primera instancia; Hanna requería mucha más ayuda inicial que él, ya que sus intentos por quitarse la vida habían sido muchos, pero por otro lado Mike estaba acostumbrado a que lo golpearan, lo consideraba como algo "no malo", había creado una codependencia en Hanna, y había perdido completamente su identidad, su dignidad y la naturaleza de hombre.

Posterior a los casi 6 meses de terapia de Mike y Hanna, ya recibiendo terapia juntos, nos quisieron compartir su testimonio final, esta vez de parte de Hanna:

Desde que estaba muy pequeña, mis padres me exigían mucho, me golpeaban cuando sacaba bajas calificaciones, por lo cual siempre me exigí a mi misma lo mejor, y nunca me rendía, fui de los primeros puestos en mi colegio, pero a penas salí embarazada, mis padres me dijeron que estaban decepcionados de mí, y me empezaron a comparar con mi hermana que es doctora, que ¿por qué no salí como ella?, y muchas otras comparaciones a lo largo de mi vida. Siempre me golpeaban, inclusive estando embarazada me golpearon muy fuerte y mi mamá me dijo que debía abortar esa porquería que llevaba por dentro, y me repetían lo mismo siempre, hasta que decidí ir a abortar. Estando en esa sala, me vino un dolor muy fuerte en la panza, y dije, si esto que llevo dentro le dará una lección a mis padres, no abortaré, por eso decidí salir de allí, inclusive confiaba que ese embarazo no llegaría hasta el final.

Estando con Máximo, él me golpeaba no solamente por la decepción de lo que yo había hecho, sino porque estaba confiado de que los golpes me llevarían a abortar, y estando en esa sala de parto, casi por parir una criatura que nunca quise, que nunca estuve preparada, que el único que quiso fue Mike, me llenó de mucho odio tenerla y ver la cara de alegría de él; luego al regresar a casa, esperé por muchos años que Mike se quedara con María del Rosario, y me dejara libre, pero no, él estuvo siempre allí, y a pesar de mi frustración, de mi odio hacia mi hija y hacia él, tenía que aceptar que el único amor que recibí real y tangible fue de Mike. Con lágrimas en sus ojos nos dijo: Nunca lo valoré, nunca recibió de mi amor, jamás dejé que él terminara sus estudios fácilmente, porque me dije, si él me arruinó mi vida yo arruinaría la de él.

Hanna nos seguía contando: El día que entramos por esa puerta, donde ustedes nos empezaron a atender, y escuchaba todo lo que él decía, me sentí peor con cada minuto aquí, quería salir corriendo y dejarlo, llevarme a mi hija lejos para lastimarlo más aún, pero luego que ustedes sonrieron y dijeron "Nunca hemos visto un amor, tan fuerte y que soporte tantas inclemencias como el de Mike, jamás", y que si nosotros lo permitíamos ustedes nos atenderían, me dije: "De verdad ¿por qué Mike me soporta tantos golpes, gritos, desprecio, indiferencia y mucho más?, si no le gusta ¿por qué lo soporta?"; me fui con eso en mi cabeza y empecé a decirme, si es así, no me merezco nada de ese amor, no he hecho nada para ganármelo. No había descubierto que todo el maltrato, la presión de mis padres, así como los golpes de mi antigua pareja me habían convertido en una mala persona, en un monstruo tanto para él como para mi hija.

Siempre creí que no merecía el amor de mis madres, de Máximo, y menos el de Mike o de María del Rosario, lo cierto es que tenía una herida muy grande, que gracias al fortalecimiento de mi espiritualidad, a mi encuentro diario con Cristo, he podido sanar, hoy en día mis fuerzas no provienen de mí misma, provienen de mi oración diaria, de mi entrega diaria a Dios, y encomiendo todos los días a mi familia a Él, ¡Oh Dios si te hubiera conocido antes, se me hubiera enamorado antes de tí!

Así como Hanna, muchas mujeres son marcadas por sus padres, por sus diferentes parejas, y terminan frustrándose, decepcionándose de la vida misma, inclusive pensando que todos los hombres son completamente iguales, y que no merecen ser felices. Pero muchas veces ese mal que han recibido se exterioriza y hace pagar a todo el que le rodea, y con mayor fuerza a ese ser que es el que más las ama, convirtiéndose en la víctima de sus gritos, de sus insultos, de su ira, recibiendo golpes y aguantando todo en nombre del amor.

Hoy en día Hanna ha entregado su corazón a Cristo, la clave de luchar con este problema fue entender que el mayor amor proviene de Dios y no de los hombres, entender que ella y sus pecados fueron comprados por el precio de la sangre de Cristo en la cruz, le dimos eso que el Señor nos dio a nosotros mismos un día: La esperanza y la fe de que no hay herida que Él no pueda sanar; Hanna perdonó a sus padres por todo lo que hicieron, está embarazada de su segundo hijo (varón), hoy en día vive felizmente casada por la iglesia con Mike, en esos 16 años nunca quiso casarse con él, pero tomó esa decisión al descubrir que EL AMOR ES UNA DECISIÓN.

No podemos ir por el mundo haciendo daño a ese ser que nos ama, que nos demuestra su amor, por frustraciones, por sueños que no hemos cumplido, por culpa de nosotros mismos.

Hermanos, que el testimonio de Mike y Hanna nos sirva para entender que no hay problema, no hay herida con la que Dios no pueda, entrégate a ÉL completo, no por parte, sino TODO y experimentarás el amor más grande que puede haber. Dios te bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

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