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Clase 4: Teología fundamental

  • Foto del escritor: EEEG
    EEEG
  • 19 dic 2018
  • 9 Min. de lectura

En nuestra clase anterior vimos las prefiguras de Caín y Abel, el Arca de Noe y la torre de Babel. Antes de continuar esta cuarta clase es necesario que estés claro en estas prefiguraciones mencionadas.


En esta clase nos adentraremos en el génesis, veremos del capítulo 12 al capítulo 22.

Les sugerimos que previo a esta clase pueda orar y pedir al Espíritu Santo sabiduría divina, que lo aleje de toda distracción, y le permita que el mensaje y la enseñanza que le transmitiremos en esta clase, haga efecto multiplicador en su vida y en la de los que le rodean.

ABRAM Y LA PROMESA DE DIOS.

Hasta el capítulo 12 del Génesis, podemos resumir algunas características de Abram:

· Era un hombre de edad avanzada (75 años)

· Tenía un vasto territorio, era un hombre de Ur de Caldea, establecido en un lugar llamado Jarán.

· Era un hombre nómada, por lo cual se desplazaba fácilmente y vivían en carpas.

· Tenía muchos animales y empleados.

· Su esposa se llamaba Saray, era una mujer de 65 años.

· No tenía hijos.

· Abram era un hombre politeísta, no creía en un solo Dios.

· Con ellos vivía un sobrino llamado Lot.

Un día Yavé le dijo a Abram: «Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre, y anda a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación y te bendeciré; voy a engrandecer tu nombre, y tú serás una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. En ti serán bendecidas todas las razas de la tierra.»

Abram, confiado de esa voz que escuchó, salió en marcha junto con la fortuna que había hecho en Jarán, sus empleados, su esposa y su sobrino Lot.

¿Acaso Yavé le dijo a Abram hacia donde iba a ir?, NO. Abram confiado en la promesa que Dios le hizo, emprendió un camino de FE, quizás hacia lo desconocido, pero con la confianza de esa gran promesa.

Abram abandonó la tierra donde estaba, y todo aquello a lo que se había apegado y que le separaba de emprender ese largo camino.


(1) Debes preguntarte y reflexionar:

¿Sigues la voz del Señor, por medio de sus mandatos y promesas bíblicas, sin cuestionarlo?

¿En que momento dudas o tienes miedo de que las cosas no se cumplirán?

¿Te abandonas y confías completamente a Él como Abram?

¿Cuáles son aquellas cosas que no has podido abandonar?

¿Sabes que esta prueba que enfrentó Abram es similar a la nuestra, y depende de la FE?


ABRAM TAMBIÉN TUVO MIEDO.

Abram pasó por muchos sucesos en su recorrido, donde inclusive fue amenazado, en esa búsqueda de la tierra prometida, en la espera de esa gran descendencia tenía miedo en ocasiones.

Dice el Génesis 15 que después de muchos sucesos Yavé le habló a Abram: “«Yavé dirigió su palabra a Abram en una visión, y le dijo: «No temas, Abram, yo soy tu protector. Tu recompensa será muy grande.» Abram respondió: «Señor Yavé, ¿qué me quieres dar? Soy un hombre sin hijos, y todo lo que poseo pasará a Eliezer de Damasco. Ya que no me diste descendencia, tendré por heredero a uno de mis sirvientes.» Entonces le llegó una palabra de Yavé: «Tu heredero no será Eliezer, sino un hijo tuyo, nacido de tu propia carne y sangre.»”

Si ves, Abram al igual que nosotros tuvo miedo, pero el Señor está allí para socorrernos, para decirnos que Él será siempre nuestro escudo, nuestro protector contra ese miedo y contra todo aquello que se oponga a sus promesas. El miedo es uno de nuestros mayores enemigos, es el que evita que le podamos permitir a Dios actuar en nuestras vidas, y es lo que hace que corramos a hacer su trabajo, en vez de permitir que Él lo haga en el momento adecuado. El Señor en toda su palabra nos escribe 365 veces “NO TENGAS MIEDO”, una para cada día del año.

Muchas veces le pedimos algo a Dios, y al final terminamos haciendo las cosas nosotros mismos, por el temor de que simplemente Dios no escuche; pues Él escucha en todo momento, debemos evitar desesperarnos.

Dios le hizo una promesa a Abram, y Abram sin que el Señor le haya cumplido esa promesa, fue y le dio tributo, le llevó un regalo, reconoció su magnificencia, le dio gloria.

Dice Filipenses 4,6-7: “No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Esto es SU PALABRA.


(2) Debes preguntarte y reflexionar:

¿Sabes que Dios es tu escudo, tu baluarte en todo momento de miedo?

¿Rindes tributo a Dios, le glorificas aún en los malos momentos, o sólo cuando te ha cumplido?

¿Oras a Dios y le recalcas “Gracias por todo, confío en tus promesas, pero cuídame de mis temores, aumenta mi fe Señor”

ABRAM PRUEBA DE ESPERANZA

Abram al igual con nosotros, fue un hombre con defectos, al punto que acepto una propuesta de su esposa Saray. Dice en Gen 16,2: "Y dijo Saray a Abram: «Ya que Yavé me ha hecho estéril, toma a mi esclava y únete a ella, a ver si yo tendré algún hijo por medio de ella.» Abram hizo caso a las palabras de su esposa."

Abram había esperado en el Señor, pero se había desesperado, al punto de tener un hijo con la esclava, tomó una mala decisión dentro de su desesperación, pero el Señor que todo lo ve apareció para calmarlo y refirmar su promesa: "Tenía Abram noventa y nueve años, cuando se le apareció Yavé y le dijo: «Yo soy el Dios de las Alturas. Camina en mi presencia y sé perfecto. Yo estableceré mi alianza entre Yo y tú, y te multiplicaré más y más.» Abram cayó rostro en tierra, y Dios le habló así: «Esta es mi alianza que voy a pactar contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. No te llamarás más Abram, sino Abrahán, pues te tengo destinado a ser padre de una multitud de naciones. Yo te haré crecer sin límites, de ti saldrán naciones y reyes, de generación en generación. Pacto mi alianza contigo y con tu descendencia después de ti: ésta es una alianza eterna. Yo seré tu Dios y, después de ti, de tu descendencia."

Dios no se molestó con Abram por tomar una medida desesperada, sino que le habló para reafirmar esa promesa, pero a su vez le cambió el nombre a él y a su esposa, por un nombre que tuviera un mayor significado en la vida de ambos.

Dios nos ama a nosotros, a pesar que le fallemos, a pesar que tratemos de hacer las cosas a nuestra manera; lo que debemos entender es que para que Dios obre en nuestras vidas debemos preparar el terreno, debemos hacer cambios en nuestra vida, estar preparados, por eso muchas veces sentimos que tarda mucho en llegar el milagro.

Abraham Esperó y esperó, fue un hombre que, a pesar de cometer errores y tener miedo, tuvo la esperanza puestas en el Señor, dudo y hasta falló, es como nosotros, pero siguió confiando en Dios. Dios nos habla a diario, y en su palabra encontramos ese refugio que necesitamos para seguir aguardando, para seguir esperando pacientemente y prepararnos para recibir eso que pedimos y que necesitamos.

Teniendo Abrahán 99 años, Yavé le regaló un hijo, habían pasado 24 años, siendo Sarah una mujer estéril, de edad avanzada, que inclusive se llegó a reír de volver a sentir placer y poder ser capaz de tener un hijo a su edad, pero la alianza, la promesa era con Abrahán.


(3) Debes preguntarte y reflexionar:

¿Sientes que eres hijo(a) de la esclava, sin derecho a la herencia, o hijo(a) de la libre, con todo el derecho a reclamar el reino y las promesas de Dios?

¿Confías en las promesas de Dios en su Palabra, sin dudar?

¿Has clamado a Dios por mayor fe, cuando sientes que la has perdido?

¿Sabes que en la oración es donde Dios nos habla para darnos esa fuerza que necesitamos para esperar?

¿Te has preparado y hecho cambios en tu vida para recibir eso que tanto le pides a Dios?


ABRAHAN PRUEBA DE AMOR.

Siendo Isaac un jovencito aún, el Señor pone en los hombros de Abrahán una de las mayores pruebas: "Tiempo después, Dios quiso probar a Abrahán y lo llamó: «Abrahán.» Respondió él: «Aquí estoy». Y Dios le dijo: «Toma a tu hijo, al único que tienes y al que amas, Isaac, y vete a la región de Moriah. Allí me lo ofrecerás en holocausto, en un cerro que yo te indicaré.»"

Dios debe estar en primer lugar en nuestras vidas, debe ser el centro de ella, pero en ocasiones, cuando nos vemos rodeados de todo eso que tanto le hemos pedido a Dios y nos ha concedido, nos olvidamos de Él, pasamos por alto que hemos puesto otras cosas en el centro de nuestras vidas. Esto fue lo que le ocurrió a Abrahán, por lo cual Dios quería recordarle.

Abrahán confiando en que Dios cumpliría su promesa, siguió sus órdenes al pie de la letra: "Abrahán tomó la leña para el sacrificio y la cargó sobre su hijo Isaac. Tomó luego en su mano el brasero y el cuchillo y en seguida partieron los dos. Entonces Isaac dijo a Abrahán: «Padre mío.» Le respondió: «¿Qué hay, hijito?» Prosiguió Isaac: «Llevamos el fuego y la leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?» Abrahán le respondió: «Dios mismo proveerá el cordero, hijo mío.» Y continuaron juntos el camino. Al llegar al lugar que Dios le había indicado, Abrahán levantó un altar y puso la leña sobre él. Luego ató a su hijo Isaac y lo colocó sobre la leña. Extendió después su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo, pero el Angel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo: «Abrahán, Abrahán.» Contestó él: «Aquí estoy.» «No toques al niño, ni le hagas nada, pues ahora veo que temes a Dios, ya que no me has negado a tu hijo, el único que tienes.»" Gen 22, 6-12

Dios no abandona, ninguno estamos exentos de las tribulaciones, de las pruebas, pero es una promesa de Dios, que él estará allí con nosotros en cada una de ellas, para ayudarnos a sobrellevarlas, para darnos mayores fuerzas, para salir ganadores.

Debemos enfrentarnos a cada prueba con mucho amor a ellas, con mucha fe. Las pruebas son parte de nuestra vida, al punto que el mismo Pedro, a pesar que caminaba con Jesús no fue librado de ellas: Lc. 22,31 le dice Jesús: "¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha pedido permiso para sacudirlos a ustedes como trigo que se limpia; pero yo he rogado por ti para que tu fe no se venga abajo. Y tú, cuando hayas vuelto, tendrás que fortalecer a tus hermanos.»"

La fe en Dios es la que nos permite enfrentarnos a todas las pruebas con confianza, ya que las pruebas son para hacernos más fuertes, y para demostrar que salimos de ellas no por nuestras propias fuerzas, sino con la ayuda de Dios.

Al final la fidelidad y el amor de Abrahan fueron recompensadas: "Volvió a llamar el Angel de Dios a Abrahán desde el cielo, y le dijo: «Juro por mí mismo - palabra de Yavé - que, ya que has hecho esto y no me has negado a tu hijo, el único que tienes, te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tus descendientes, que serán tan numerosos como las estrellas del cielo o como la arena que hay a orillas del mar. Tus descendientes se impondrán a sus enemigos. Y porque has obedecido a mi voz, todos los pueblos de la tierra serán bendecidos a través de tu descendencia.»" Gen 22, 16-18

Cada uno de nosotros somos bendecido gracias a ese sacrificio que hizo nuestro padre en la fe Abrahán, somos descendientes de Abrahán y debemos con firmeza creer que somos hijos de la libre y no de la esclava.


(4) Debes preguntarte y reflexionar:

¿Cuáles son esas cosas que te alejan de Dios y te evitan tenerlo en primer lugar en tu vida?

¿Estás dispuesto a renunciar a todas esas cosas que no solo te alejan de Él, sino que evitan que se cumpla su palabra en tu vida?

¿Qué esperas para recorrer ese camino que recorrió Abrahán y que tu vida tenga todas esas bendiciones que prometió Yavé Dios de Abrahán y Dios nuestro?

¿Hasta cuándo vas a esperar?


¿QUIERES QUE DIOS OBRE EN TU VIDA? ACTITUDES QUE DEBEMOS TENER.

En muchas ocasiones nos preguntamos qué y cómo debemos hacer para que Dios haga un milagro o ver su mano en nuestras vidas. La respuesta a esto lo tiene Abrahán y todos los santos, los cuales fueron un ejemplo. Las 3 actitudes teologales que debemos tener en nuestras vidas, las cuales son las mismas que nos llevan a la Santidad son:

1. FE.

2. Esperanza.

3. Amor.


PREFIGURACIONES APLICADAS EN ESTA CLASE.

En esta clase podemos ver algunas prefiguras y comparaciones muy claras, las cuales describiremos a continuación:

Reflexiona:

La promesa de un hijo no se cumplió porque Abrahán obedeció perfectamente, el cometió errores, esta se cumplió porque Yavé fue fiel en Su Palabra. Algunas de las promesas del Dios son condicionales y dependen de algo que nosotros tenemos que hacer, pero otras promesas divinas son incondicionales y Yavé las cumple no por lo que hacemos, sino por quién es Él. El Señor tiene promesas divinas para tí, pero también esta esperando por aquellas que pides día a día y que dependen de un cambio en tí: fe, confianza y amor.


Autor: Fidel Cedeño

 
 
 

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