La base de la Escuela de Evangelización Evangelii Gaudium
- EEEG
- 29 sept 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 3 oct 2018
El martes 2 de octubre de 2018 inició de manera formal la Escuela de Evangelización Evangelii Gaudium.
"Porque muchos fueron los llamados y pocos los elegidos" (Mt. 22,14), la comunidad de distintos sectores de Los Andes #2 se hicieron presentes, y tomaron el compromiso de hacer eco de esta escuela e invitar a sus familiares, vecinos y amigos para nuestra próxima reunión que será el martes 9 de octubre.

En relación a la evangelización, las palabras del Santo Padre Benedicto XVI resuenan fuerte al exclamar: “Deben anunciar el Evangelio valiéndose no sólo de los medios tradicionales, sino también de los que aporta la nueva generación de medios audiovisuales (foto, vídeo, animaciones, blogs, sitios web), ocasiones inéditas de diálogo e instrumentos útiles para la evangelización y la catequesis.” (Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2010).
En ese camino se dirige la Escuela de Evangelización Evangelii Gaudium (EEEG), a través del llamado de nuestro Señor Jesús, quien nos deja al Espíritu Santo para fortalecernos en esta misión.
Nuestro plan de la escuela estará cimentado sobre 3 pilares principales: Encuentros de formación, comunidad y testimonios (Ver imagen).

En el Evangelli Gaudium el papa nos envía algunos mensajes:
1. Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo.
2. Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo.
3. Más que el ateísmo, hoy se nos plantea el desafío de responder adecuadamente a la sed de Dios de mucha gente, para que no busquen apagarla en propuestas alienantes o en un Jesucristo sin carne y sin compromiso con el otro. Si no encuentran en la Iglesia una espiritualidad que los sane, los libere, los llene de vida y de paz al mismo tiempo que los convoque a la comunión solidaria y a la fecundidad misionera, terminarán engañados por propuestas que no humanizan ni dan gloria a Dios.
4. La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad.
5. Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos.
Todos tenemos una misión dentro de la iglesia, como miembros del cuerpo de Cristo, y es nuestra tarea descubrirla, poner nuestros dones al servicio del Señor por el bien del projimo.
Fuente: Escuela de Evangelización Evangelii Gaudium (EEEG).
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